Un egiptólogo del CSIC descubre una cámara sepulcral pintada con 3.500 años de antigüedad
El ‘Proyecto Djehuty’ está financiado por la Fundación Caja Madrid
La cámara, hallada durante la VIII campaña de excavaciones en Luxor, Egipto, podría ser la primera en la que se usó decoración
Las paredes y el techo de la cámara están completamente pintados con dibujos y jeroglíficos del ‘Libro de los Muertos’
El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Manuel Galán ha descubierto una cámara sepulcral pintada con 3.500 años de antigüedad en Luxor, Egipto. La cámara, que pertenece a Djehuty, un alto cargo de la época, tiene las paredes y el techo completamente pintados con dibujos y jeroglíficos del Libro de los Muertos. Los descubrimientos se han realizado durante los trabajos de la VIII campaña del Proyecto Djehuty, patrocinado en exclusiva por la Fundación Caja Madrid desde el año 2004.
Uno de los objetivos del proyecto, que se desarrolla en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en la orilla occidental de Luxor, antigua Tebas, es la excavación y restauración del monumento funerario de Djehuty. Este personaje fue escriba real, supervisor del Tesoro y supervisor de los trabajos de los artesanos del rey bajo las órdenes de Hatshepsut, una de las pocas mujeres que ejerció de faraón, lo hizo durante 22 años, en torno al año 1480 a. C. El proyecto cuenta para los trabajos de restauración con la colaboración del Instituto de Patrimonio Cultural de España.
Galán describe las características del hallazgo: “Además de su indudable valor estético, la importancia radica en que en esta época, a comienzos de la dinastía XVIII, no se decoraban las cámaras sepulcrales. Desde los comienzos de la dinastía hasta el reinado de Hatshepsut y Tutmosis III, entre 1500 y 1450 a. C., sólo se conocen otras cuatro tumbas con la cámara sepulcral decorada.”
“Djehuty fue, probablemente, el primero que decidió pintar su cámara. Así, su tumba-capilla y, en concreto, su cámara sepulcral decorada le coloca entre los personajes más importantes e influyentes del momento, y le identifica como uno de los intelectuales y escribas más creativos al servicio de la reina Hatshepsut”, destaca el investigador del CSIC.
El enterramiento de Djehuty
La tumba-capilla de Djehuty, excavada en la roca de la colina Dra Abu el-Naga, tiene más de dos metros de altura y se adentra casi 20 metros en la horizontal. Las paredes interiores están totalmente decoradas con inscripciones y escenas en relieve.
En la sala más interna se encuentra la entrada a un pozo funerario de más de 8 metros de profundidad. Al fondo de ese pozo se abre un acceso a una gran cámara de 5,50 metros de largo por 3,50 metros de ancho y 1,60 metros de altura, que estaba llena de tierra y piedras casi hasta el techo y que se ha excavado durante esta campaña.
El equipo de investigadores descubrió al fondo de esa cámara una entrada a un segundo pozo, de 3 metros de profundidad, que daba paso a una segunda cámara, pensada y diseñada para servir como cámara sepulcral de Djehuty. A la entrada de esta última cámara, los arqueólogos encontraron un grupo de pendientes de oro que probablemente pertenecieron a Djehuty o a alguno de sus familiares que fueron enterrados con él, ya que datan de comienzos de la dinastía XVIII. “En esta época los hombres importantes de la corte adoptaron la costumbre nubia de adornarse con pendientes, moda que poco después seguirían también los propios faraones”, destaca el egiptólogo.
La cámara sepulcral
La cámara sepulcral de Djehuty mide 3,50 metros de largo por 3,50 metros de ancho y 1,50 metros de altura. Las paredes y el techo de la cámara están completamente pintados.
El investigador del CSIC detalla las características de la cámara: “Las paredes, de las que se conservan dos, se recubrieron de una capa de estuco, sobre la que se escribieron pasajes extraídos del Libro de los Muertos. Esta composición religioso-funeraria servía, supuestamente, para ayudar al difunto a superar los obstáculos en su camino hacia el más allá y alcanzar una vida eterna y plena en el paraíso. Normalmente el Libro de los Muertos se escribía en papiro.
“En la tumba de Djehuty aparece copiado el libro con el mismo formato. Las paredes y el techo contienen signos jeroglíficos cursivos dispuestos en columnas, con el fin de envolver literalmente el ataúd de Djehuty con el libro sagrado. En el centro del techo se pintó una preciosa imagen de la diosa del cielo, Nut, que aparece con los brazos abiertos para abrazar el cuerpo del difunto y cumplir así una doble función; le protege y le da la bienvenida a su nueva existencia”, detalla Galán.
Junto a la diosa Nut, representada en el techo de la cámara, aparece el capítulo 125 del Libro de los Muertos, conocido como La confesión negativa. En este relato el difunto enuncia uno a uno los pecados que él no ha cometido y de los que supuestamente se le acusa. El capítulo termina con la enumeración de los órganos del cuerpo de Djehuty, a cada uno de ellos se le asigna un dios concreto para su protección.
En las paredes de la tumba están pintados diversos sortilegios para posibilitar que el difunto se convierta en golondrina, flor de loto, cocodrilo o serpiente. Cada transformación es un recurso del que dispone Djehuty para ayudarle a superar un obstáculo y alcanzar así el más allá.